martes, 26 de marzo de 2019

Mini reseñas: La favorita (Yorgos Lanthimos)




9/10

Aunque el 2018 podría decirse que abusó de una calidad relativamente baja de cine en comparación a sus años predecesores, las pocas joyas que nos entregó lograron ciertamente ser admirables.





La favorita, dirigida por el griego Lanthimos, a quien pudimos observar en recientes producciones como La langosta o El sacrificio del ciervo sagrado, o la irreverente y controvertida Canino, nos entrega en esta ocasión una película con una ambientación muy distinta, pero que tiene el sello irresistible de calidad de su maravilloso mundo. La favorita es una excelente propuesta sobre la decadencia en la élite humana, ahonda en las más viscerales desgracias del ser humano, cuando las mismas dejan de ser monetarias y se vuelven morales. Es un cuento, una fantasía mordaz, irreverente como su cine, cínico, controversial y finalmente asesino, y esto debido a que mata las más deseables esperanzas de quien quiera participar del mundo típico de la aristrocracia. 

La favorita es una obra sobre la rivalidad, pero no verán a Emma Stone y Rachel Weisz (ambas soberbias, dignas de Oscar) luchando sangrientamente o enfrentándose mutuamente; es una lucha inteligente, de encanto, de posición, de pasión, de estrategia, un hermoso juego de ajedrez en el que no es necesario derribar a la reina, sino apoderarse de ella. Olivia Colman logra la mejor interpretación de su carrera al personificar a la monarca más decadente, absurda, irritable, inocente y manipuladora que se recuerde, un personaje único, lleno de matices a quien logra poner en marcha con un impresionante trabajo. 


La intensidad que entrega La favorita es de vastos elogios, el espectador no se aburrirá ante los más de ciento veinte minutos que dura, aun tratándose de una cinta de época; la ambientación, los decorados y el vestuario, aunado a una excelente fotografía la vuelven en la mejor película del año. Un logro, una extraordinaria y fascinante radiografía sobre la podredumbre del ser humano. 

“A las damas también nos gusta divertirnos."

lunes, 23 de marzo de 2015

Melodías de Película: Cinema Paradiso.



Esta semana mi hermano vio por primera vez el film de Tornatore, Cinema Paradiso; aproveché para hacerle compañía y recordar con profundo sentimiento ese hálito de emociones que embarga a cualquier amante del cine que visiona ya sea por vez primera o repetida los fotogramas este tan bello y esplendoroso film. Pero además de todo, algo que denota mucha pasión en esta película, y que se realiza con gran logro es la banda sonora.
Compuesta por el siempre infalible Ennio Morricone, las melodías para la película compaginan con gran denuedo ese amor por el arte, y esa pasión que solo puede detener un místico y mágico beso. Cada escena acompañada ya sea de sonido de los violines, o un piano marcando el tiempo, hace el visionado una experiencia casi sublime, dignificando el séptimo arte como tal.

He aquí mi lista con los cinco temas que más me gustan/emocionan de este film sin ningún orden en particular.

1. First youth



  2. Cinema onfire.



3. Love theme



4.) Runaway, search and return.

 

5. Cinema paradiso.

lunes, 12 de enero de 2015

Crítica de "Whiplash"





9/10

La pasión por la música es algo innato que poseen ciertas personas. Es una carga emocional que les hace redondear todo lo que tengo ritmo, melodía o armonía y por supuesto perfeccionarse en algún instrumento musical, o algunos. Lo digo por experiencia. La percusión ha sido desde siempre algo que me ha llamado la atención. La adoro. Conozco a los grandes bateristas del siglo XX, he comprobado a través de la historia sus gigantescos pasos (o no tanto) para convertirse en quienes son hoy en día: auténticas leyendas. Ahora bien, para ser el mejor hay que caminar por el largo camino de la práctica, por más que se tenga el talento quien no participa de su tiempo en la consecución de largos intervalos a solas con su instrumento no espere a obtener la suficiente capacidad de dominio a diferencia de quienes sí invierten mucho tiempo para desarrollar lo que poseen como talento.
También es cierto que hay una línea muy fina que separa el esfuerzo de la obsesión. Y de eso va el film que he visto muy recientemente y se ha colocado de pleno al listado de películas favoritas del año.

En "Whiplash", film de Damien Chazelle se nos narra un episodio en la vida de Andrew Neiman, un joven y ambicioso baterista de jazz, cuyo objetivo primordial es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este en el que estudia. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza. Terence Fletcher, un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del Conservatorio. Cuando Fletcher elige a Andrew para formar parte del conjunto musical que dirige, cambia para siempre la vida del joven. La pasión de Andrew por alcanzar la perfección se convierte en obsesión, al tiempo que su despiadado profesor lo lleva al límite de su capacidad y de su salud mental.


"Whiplash" es un film absorbente, totalmente apasionante, eufórico, lleno de energía, de sorpresas, que hace vibrar nuestras mentes a ritmo preciso y constante, dándonos a beber sorbos lentos hasta brindar un clímax impresionante, al que solo se le puede aplaudir aun sosteniendo nuestro aliento mientras nos recuperamos de la experiencia vivida. El film es un drama psicológico potente, oscuro, que nos habla sobre la obsesión y los límites de la perfección, esa barrera tan fina que hay entre perseverar por ser el mejor y volverse un maníaco por alcanzar el estatus de la fama. Posee un guion provisto de escenas llenas de mucha energía y sobre todo la presentación de dos personajes imposibles de olvidar; dos seres que se abandonan a su vasta pasión musical y se enfrentan por sus intereses. Por un lado está Andrew, un joven callado, apasionado a lo suyo, que tras varios intentos podrá ser parte de la banda que dirige el profesor más estricto del conservatorio donde estudia. Él es el claro prototipo de la lucha irascible por ser el mejor, ese aliento de competitividad se percibe a cada instante la película. Chazelle denota franqueza en cada ángulo, y aun en lo siniestro de su historia nos habla sobre cómo actúan los seres humanos frente a la competencia y cuando sentimos que nuestro estatus empieza a tambalear tras la presencia de otro que amenaza con arrebatar el trono ganado con esfuerzo y perseverancia. La mezquindad, la envidia, el orgullo, se vuelven en los pilares que algunos manejan para tratar de construir esa barrera que hace imposible penetrar a su mundo. Andrew se verá obligado a cambiar sus hábitos, sus otras necesidades para poder cumplir con el cometido de ser lo que anhela, y poco a poco, y a vista nuestra se irá transformando en un ser distinto, enfermizo, capaz incluso de sacrificar su salud para no dejarse quitar lo que a su criterio le pertenece.




Por otro lado está Fletcher, el temido profesor, un hombre de apariencia atroz, temeraria y obsesiva; aquel que es capaz de percibir el miedo con una sola mirada, un hombre osado, grosero, con unos métodos de enseñanza terribles, que promueven la búsqueda en exceso de la perfección a sus estudiantes; sumamente desconfiado, imposible de ver fragilidad en él. J.K. Simmons le da vida a su personaje haciendo el papel de su vida, que no solo pasará a ser recordado este año, sino seguramente será de referencia para futuros papeles, porque lo borda. El antagonismo que profesa es grosero, bestial y sencillamente genial. No hay un ápice de camuflaje, asume su rol con una entereza brillante, haciéndose odiar, cumpliendo así su objetivo. Miller Teller, quien interpreta a Andrew, es otra entera revelación. Su evolución en la película es ejecutada perfectamente. Interpreta su personaje con gran seguridad y dominio del papel, una actuación que merece mucho más de lo que por ahora ha cosechado.

El film también, además de retratar de manera oscura el enfrentamiento entre estos dos personajes luchando por ser los mejores en sus áreas, muestra la mirada familiar ante aficiones 'no tan profesionales'. Andrew debe convivir con las indirectas de sus familiares quienes critican un oficio, que para ellos no será recordado. Pero él piensa diferente. Andrew no solo está obsesionado con ser el mejor baterista de su instituto, sino el deseo de quedar impregnado en las páginas de la historia como un músico ampliamente reconocido. El precio de la fama y la preocupación por sellar su imagen y caminar por encima de la 'normalidad' lo llevarán al borde del colapso y solo existirá una ínfima posibilidad de salir vivo de ella. Recuerda un poco a "Black Swan", film de Aronofsky, pues se asemejan en igual proporciones a la búsqueda incansable de ser el mejor en lo que hacen, aunque el tratamiento de ambas historias son muy diferentes.



Un film con un montaje colosal y la construcción de una historia in-crescendo finalizando hacia un clímax, que a quienes nos apasiona la música será una auténtica delicia. Los solos de batería son impresionantes, y seguramente aun a quienes no les apasiona, se verán envueltos y magnetizados por los golpes percutidos y vibrantes que emiten las baquetas sonando sobre los platillos y tambores. Una experiencia sensorial fascinante, espectacular, viva. 
La recomendación del mes, sin duda alguna.

jueves, 8 de enero de 2015

Dos minicríticas: "Gone Girl" (Perdida) y Relatos Salvajes.


Gone Girl



 8/10

El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne informa que su esposa Amy ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa.

La desaparición de una afamada escritora es el detonante que usa el director, Fincher, para entregarnos una deliciosa obra de intriga capaz de escavar nuestros más profundos sentimientos y derretirnos ante su propuesta lúcida, delirante y escalofriante. "Gone Girl" es un thriller asombroso por varios motivos: el primero, porque devuelve a la palestra al mejor Fincher, aquel que realizó películas tan psico-intrigosas como Se7en o The Game, y también ofrece una impresionante reflexión sobre las apariencias y el mundo perverso en el que nos desenvolvemos.



La película es un viaje fascinante, quizá algo engañador, sobre un matrimonio joven y el cómo tras tantos años de placeres compartidos en la élite de la sociedad se ven envueltos en una terrible rutina desencadenando la tormenta y sacando de ellos lo peor. Fincher, como si de una maquiavélica disección se tratase, nos desnuda a ambos seres con sus anhelos y sus frustraciones, y por supuesto, nos provoca cierta empatía en uno y un fuerte rechazo en otro, haciendo aun más atractiva una propuesta sólida y macabra, en el buen sentido. Y digo macabra porque Fincher no contento con presentar la mente retorcida del ser humano, nos lleva a un desenlace asfixiante y cargado de impotencia, afirmando una vez más que la vida es una maldita jugarreta en la cual la felicidad no es más que una burbuja que tarde o temprano explotará.

Rosamund Pike, quien interpreta a Amy, la esposa desaparecida, brinda una gloriosa recreación interpretativa, ayudada de un personaje muy fuerte matizado en un notable guión. Y es que el guion es una de los pilares sobresalientes del film, junto a una exquisita fotografía y una banda sonora incesante.
Loable el trabajo que Fincher realiza aquí, devolviéndonos el aroma al mejor thriller que se cuece cuando se ama lo que se hace. Un ritmo trepidante, una trama infernal, una historia a quienes muchos les parecerá ilógica, pero yo prefiero decirle 'delirante', porque el film es la expresión de cuando un matrimonio se vuelca al desastre. Grandiosa.



Relatos Salvajes.



8/10

La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie.

¿Salvajismo en pleno siglo XXI, cuando se supone que vivimos en plena civilización? En efecto. El ser humano es el único animal pensante... y a veces pareciera no pensar. Damián Szifrón nos regala su última obra, una colección de seis diferentes episodios, sin ninguna aparente conexión en particular, que desabrochan la camiseta que viste al hombre y a la mujer, esa camiseta de "elegancia", para mostrarnos lo que lleva adentro: los más oscuros, perversos y brutales pensamientos y las más desafiantes e inimaginables acciones. 



Cada uno de los episodios que conforman esta trama es brillante y chispeante. Desde la corta pero potente y graciosísima introducción (un viaje de avión al mejor estilo 'justiciero') hasta un final 'romántico' que vence cualquier imagen sobre lo perfecta que debe salir una fiesta de bodas. La película vierte en cada una de ellas críticas punzantes al sistema, al gobierno, a la justicia, a las amistades, etc. Inyecta ideas sobre las diversas reacciones que tenemos como seres humanos ante momentos en los que la impotencia se cierne sobre nosotros y pareciera no haber una mejor alternativa que explotar; todo esto, arengado con un finísimo humor negro y una sátira ferviente, que hace disfrutable cada uno de los cortos. La violencia como fuerte herramienta que recoge la trama ha sido criticada en algunos sectores, lo cierto es que no es nada del otro mundo, porque en "Relatos salvajes", por más que ciertas historias presentadas pudieran parecer algo irreales, son sucesos que suceden a diario y son latentes en nuestra corrompida sociedad. Lo que pasa es que gozar de un tan buen guion (sí, cada uno de los episodios en sí resulta un corto de Oscar) ha conseguido hacer fuerte la idea de que estamos ante algo no tan cotidiano.

Las actuaciones son grandiosas, la elección de los actores para cada uno de los personajes en sus historias ha sido una de las cosas más destacadas del film. Unido a eso está el gran despliegue técnico, desde una muy buena fotografía hasta un sonido preciso y necesario y un gran montaje. 
En definitiva, una excelente película. Una gran representante sobre el manejo de las emociones de los seres humanos junto a su entorno, en nuestra actualidad.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Rebelión a bordo (La Tragedia de la Bounty) 1935

  

En 1789, en los Mares del Sur, la tripulación del buque británico Bounty decide rebelarse contra el tiránico y cruel capitán Bligh. El motín lo encabeza el primer oficial, que defiende los intereses de la tripulación y abandona al capitán en un bote.

En "Rebelión a bordo" hay una interesante historia que se nos es narrada con atino, una precisión asombrosa y un sentido del espectáculo que poco puede envidiar a las producciones 'made in Hollywood' de los actuales momentos. Destila pasión ante la lucha arbitraria que gendarmes profesaban y arremetían ante la población, cuando el honor se distinguía en la capacidad de obediencia a sus mayores y el grado de responsabilidad que se era capaz de guardar o cumplir... En medio de ese dilema un grupo de hombres hastiados ante la pésima y casi suicida administración de un capitán despreciable (admirable Charles Laughton) se rebelan ante la autoridad, haciendo lo que consideran justo para preservar la identidad de un navío y salvaguardar sus propias vidas. Se percibe como una certera crítica a las sociedades que explotaban desde aquellas décadas a sus trabajadores, donde importaba el fin obtenido y la mano de obra era un simple utensilio nada valorado. 



Frank Lloyd consigue en su aventura marítima adentrarnos al universo psicológico de estos seres, marineros cansados que resisten a la tiranía y la combaten como su más grande objetivo, y otros que prefieren perecer antes que 'traicionar' a su jefe máximo. Dos bandos bien diferenciados que verán disputar su propia vida en pleno océano para lograr lo que desean. El film trata de poner en alto valores decadentes como el coraje, la valentía, la perseverancia, el compañerismo y el honor que en muchas ocasiones pueden flanquear ante la soberbia, el despotismo, el orgullo, el sadismo y la crueldad. 


En medio de esa hecatombe y destierro algunos encontrarán el ansiado paraíso, otros por su parte deberán volver a la chocante y rutinaria realidad. ¿No es maravilloso luchar por lo que deseas y triunfar al final? ¿Quemar las naves como último recurso y tener la plena satisfacción que nadie te encontrará en tu Edén terrenal? Una vez más "Rebelión a bordo" tiene esa sangre aventura por sus venas, y cada escena, cada momento destila pasión, guerreo, y admirable entereza, y la recompensa por la lucha acaecida como buen marinero que surca los mares. Hay que disfrutarla y admirarla ya que sirvió de referencia para posteriores producciones. Reivindíquenla

Y en vísperas del fin de un nuevo año os deseo la mayor dicha y prosperidad y 365 días de éxitos en todo lo que se propongan.

El 2015 nos veremos más seguido por aquí.

Besos y abrazos!

lunes, 10 de noviembre de 2014

Crítica de "Interstellar" (Interestellar)




8/10

Dentro de algunos años la tierra dejará de alimentar a la humanidad. Las cosechas se perderán, las tormentas de polvo y arenas serán constantes, y solamente lo que fue el "hoy" será un bonito recuerdo de algo que no regresará.
Cristhopher Nolan nos traslada a esa época grisácea, desesperante y no deseada, que recibirá a nuestro futuro, en su última producción: "Interstellar".

Sinopsis: Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) se embarca en la que puede ser la misión más importante de la historia de la humanidad y emprender un viaje más allá de nuestra galaxia en el que descubrirán si las estrellas pueden albergar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)



1.) Podemos definir a Interstellar como un film épico, apasionante, y poderoso; quizá de difícil disección pues requiere una extrema concentración del espectador para albergar el cúmulo de ideas y sentimientos que abarca la historia en todo su contexto. El film es un bocado cinematográfico de altura, no solo brilla como una especie de carta futurística que proclama un cruento desenlace para el planeta en el que habitamos, sino que en medio de ese envoltorio creado, se advierte una profunda historia de amor familiar, tan cercana y tan distante a la vez. Y es que a eso vamos; el film se embarca en una misión extrema al tratar de buscar vida en otros planetas por medio de un agujero de gusano. ¿Irreal? ¿Exagerado? Para nada. Nolan trata de explicarnos su historia con mucho detenimiento y con un exquisito desarrollo que no envidia a ningún director actual. Durante la primera parte, asistimos a la observación minuciosa y detallada del rutinario día a día de una familia cualquiera en algún lugar del mundo, los cuales conscientes de su condición y la de su planeta se refugian en lo único que los sustenta: las cosechas de maíz. Posterior a eso se descubren los primeros detalles: Cooper fue ingeniero y piloto de la NASA que, al igual que muchos, debido a las crisis y el empeoramiento de la condición de vida del planeta renunció a lo suyo para mantener a su familia a salvo; pero se percibe en él un incesante anhelo de dar a sus hijos una mejor calidad de vida. Cooper los adora, y sobre todo mantiene una estrecha relación con su hija (Murph). Las cosas se van dando y él como padre debe tomar la decisión de quedarse en la Tierra y ver cómo la generación de su hija será la última que vea la luz del sol, o marcharse en una misión que requerirá tiempo, sacrificio y lágrimas.



2.) ¿Qué brinda el film? La respuesta es sencilla. En "Interstellar" se percibe a un Nolan mucho más comprometido, esforzado hacia los sentimientos, mucho más meticuloso en cuanto a las relaciones humanas, y que sabe cuidar aun los mínimos detalles para facilitar la empatía con la audiencia. Nos creemos el amor de Cooper hacia sus vástagos, entendemos sus decisiones y sufrimos con sus reveces, sus dudas, sus problemas; formamos parte de cada uno de sus inconvenientes, nos convertimos en un piloto más, y anhelantes de ver el rescate de la humanidad. Y es aquí cuando la historia se vuelve más enérgica y muchos guiños a grandes obra de ciencia ficción que el séptimo arte ha ofrecido son emitidos (en especial a la magnífica obra de Kubrick: "2001: Una odisea en el espacio"). El film se vuelve más efusivo e incrementa su ritmo al realizar el viaje por el espacio. Y al decidir ir a cada uno de los planetas que "ellos" han creado, obtenemos una gran dosis de acción combinada con altos momentos de intriga. Es aquí cuando la película entra a su epicentro y manifiesta el origen de la misión: encontrar un lugar para vivir.



 3.) En "Interstellar" además afloran otros sentimientos enraizados que la humanidad ha hechos inherentes a lo largo del tiempo. Desde la más cruel traición y el engaño, hasta el más eminente sentimiento de pertenencia; desde el más profundo remordimiento hasta el más callado sentimiento de soledad. El ser humano es una caja de sorpresas, que busca en muchos casos el bien individual, pero el colectivo se hace más complicado de avivar. "Interstellar" habla de cooperación, de rescate, de vida. Un film apocalíptico sobre la supervivencia; no solo el más avanzado y desarrollado sobrevive, sino el que más ama; porque en el fondo de eso va la historia: de amor. Un sentimiento innegable que rige el mundo. Por amor a los suyos es que Cooper se embarca en una misión que difícilmente tiene retorno; por amor hacia su especie es que un gran grupo de pilotos y/o astronautas se juntan para perpetuar la vida. Y Murph es el sello, esa garantía que define lo que es amar: la solución que oferta el universo hacia un mundo en desorden, acabado y corrompido. 

Poco que objetar al film, quizá excesivo en ciertos planteamientos científicos-físicos que pueden llegar a causar escozor, o un clímax poco creíble que desorganiza o divide (por así decirlo) el planteamiento inicial y lo desarrollado hasta entonces. Aun así la película consigue conmover, entretener y sobre todo reflexionar sobre ciertas acciones y aptitudes del ser humano. 
"Interstellar" es una epopeya espacial que se queda grabada en la retina; impresionante en su técnica, en su banda sonora (Zimmer de nuevo regala soundtracks que impresionan) y sobre todo en su revitalizado mensaje, muy surrealista, íntimo y onírico.
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